La concepción místico científica de la realidad.
La concepción de la realidad que hasta hace relativamente poco tiempo sostenía la ciencia, instigaba a sus muchos adeptos a creer que los cuerpos que conforman el universo poseían un carácter estrictamente material que mantenía a los unos completamente separados de los otros.
Sin embargo, esta concepción, comenzó a derrumbarse cuando a finales del siglo diecinueve, se descubrió que el átomo, hasta entonces considerado por la ciencia como el último reducto de la materia en cualquiera de sus formas, todavía podía ser dividido en unos cuerpos mucho más pequeños a la que se les dio el nombre de partículas subatómicas.
También se descubrió que, estas partículas, podían comportarse indistintamente como corpúsculo ––materia––, o como honda ––energía––.
Este último descubrimiento demostró, ni que decir tiene, científicamente, que todos y cada uno de los cuerpos que conforman el universo poseen sus propios campos energéticos.
Los estudios a los que, posteriormente, fueron sometidas las partículas subatómicas, permitieron observar que éstas, valiéndose de la existencia de alguna suerte de puentes imperceptibles para nuestros sentidos fisiológicos, podían comunicarse o interrelacionarse con las que conformaban los campos de energía de otros cuerpos, sin ni tan siquiera importar la distancia a la que se encontrasen.
No mucho después, los científicos constatarían que no les era posible observar ––volcar su atención–– sobre susodichas partículas, sin por ello ocasionar que éstas alterasen sus formas de comportamiento.
La constatación de este hecho, condujo a muchos de estos investigadores, a plantearse la posibilidad de que, la atención de los seres vivientes, fuese uno de los puentes que abocaban a las partículas subatómicas ––es decir, a la energía en toda su pureza––, a realizar sus viajes extra corporales.
Los descubrimientos que han sido enumerados son, básicamente, los que obligaron a la ciencia que avenirse a la concepción de la realidad que los místicos ya venían formulando desde los más incipientes albores de la humanidad, y que, precisamente, la propia ciencia, siempre había tachado de disparata o fantasiosa.
La concepción, por fin a día de hoy, místico científica de la realidad, es la que afirma que todos y cada uno de los diferentes elementos que coexisten en el universo, conforman el que, esencialmente, es un mismo campo de energía que, en virtud de su unidad intrínseca, mantiene a toda la creación en un estado interrelación permanente.
Aun hoy día, los científicos se están preguntando, cómo les fue posible a los místicos formular tan certera concepción de la realidad, no ya solamente con a saber cuántos miles de años de anterioridad, sino para más inri, sin ni tan siquiera haberse valido para ello del más elemental de entre los aparatos de medición y demás parafernalia tecnológica que ellos necesitaron utilizar para llegar a la misma conclusión.
La respuesta a esta última pregunta, nos conducirá a la revelación del que para la inmensa mayoría de los seres humanos, sigue siendo todavía el misterio que, en sí mismo, entraña el que denominamos como nuestro sexto sentido: el de la intuición. Pues de lo único que, cualquier ser humano, necesita valerse para comenzar a percibirse a sí mismo y al mundo que le rodea en términos de energía, es del empleo sistemático de su intuición.
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Entiendo que estas hablando de los neutrinos como particula solida que atraviesa la materia (prana, energia). Mirandolo desde este punto de vista, el 90% de la comunicación entre los humanos y no humanos es sentida y no hablada o gestualizada ya que, al estar estos neutrinos atravesando la materia continuamente i recogiendo información de ella, nosotros (como materia)estamos siendo continuamente condicionados por la información que este oceano de neutrinos lleva consigo mismo ya por transito astral o energia que viene ocasionada por el movimiento planetario o ya por un contacto aurico con otra persona que continuamente esta emanando neutrinos con infomación.
Hola nuevamente David. Este es un capítulo introductorio, pero conforme vayas sumergiéndote en el resto de la obra, comprobarás que únicamente voy a hablar de sucesos que puedan ser contrastados por la experiencia directa del lector. Con esto quiero decir que voy a evitar entrar en el terreno de lo que otros dijeron o razonaron. Por ejemplo, yo puedo haber oído hablar de los neutrinos, pero no puedo saber nada de ellos a través de mi experiencia directa. Es más, lo crea o no, ni siquiera sé si realmente existen. Tampoco sé si los átomos o el resto de las partículas subatómicas existen. Lo que sí sé, porque así me lo muestra mi experiencia -y puede mostrárselo a cualquiera de nosotros-, es que los seres humanos somos energía que transferimos de unos a otros constantemente por mediación del uso de la atención. Y es por tanto acerca de eso de lo que aquí voy a hablar. Insisto, éste sólo es un capítulo introductorio… para darle un empujoncito a las mentes más escépticas. Pero lo cierto es que para mí, lo que diga la ciencia no tiene validez alguna mientras que no pueda procesar sus presuntas enseñanzas a través de mi propia experiencia directa. Saludos.
Solo para empezar, ni siquiera sé si es cierto que la es la Tierra la que gira alrededor del Sol. Sólo lo creo porque así lo dice la razón socialmente estipulada en la actualidad. Es la experiencia directa la que nos brinda la posibilidad del saber… todo lo demás es solamente «creer saber».
Si no sabes que la tierra gira alrededor del sol, apaga y vamonos. Tampoco has viajado al espacio, por tanto no has visto que la tierra es redonda, así que también crees que es plana? Tu no has visto en la vida un virus con tus propios ojos, significa que no existen? Evidentemente cuando algo existe, se puede percibir, y si no podemos con nuestros propios ojos existen herramientas que amplifican y son más sensibles.
Quiero añadir que todo el segundo párrafo es una falacia y una comprensión pobre de los descubrimientos que ha realizado la física. Que el átomo se pueda descomponer no ha derrumbado ninguna concepción de la materia. Las deducciones son erróneas: es cierto que observar la materia la altera, pero eso no es justificable por la atención ni la conciencia, sino porque observar a una escala tan ínfima es imposible controlar los instrumentos (por ejemplo, si mides un folio de papel a nivel atómico, el simple hecho de poner una regla encima del papel hace que este se aplaste y se deforme, haciendo que la medida sea errónea, de lo cual no se deduce nada atencional ni metafísico).
Si haces referencia (muy repetitiva) a los científicos, recuerda que los científicos hacen constancia de sus hallazgos y explican detalladamente cómo lo han logrado en papers y artículos científicos. Si dices «los científicos dicen…» al menos demuestralo poniendo una referencia a algún artículo que lo corrobore, porque ningún científico ha validado a ningún místico, y ningún místico aún ha acertado las cosas que les atribuyes tan falazmente.
Un pequeño saludo y espero que no se tomen mal mi crítica, ya que puede ser constructiva si se tiene en cuenta.
Hola Amperio. Existe una gran diferencia entre «el saber», y «el creer saber». Y yo lo único que sé, es lo que experimento por mi mismo. De modo que sí, que igual que no sé si la Tierra gira alrededor del sol, tampoco sé si la Tierra es plana, redonda u octagonal, y tampoco sé si existen o no los virus. Y a ti, como a todos los demás, te sucede exactamente lo mismo. Mucho de lo que crees saber, no lo sabes, sólo crees que lo sabes o crees que es así porque has aceptado cómo válido lo que otras personas saben o incluso creen saber.
Respecto al resto de tus críticas, solo decirte que no me resultan molestas. Pero creo que debieras informarte mejor de lo que los descubrimientos de la física «cuántica» supusieron -y todavía a día de hoy suponen- para la a todas luces ya obsoleta concepción científica de la realidad.
De todos modos aquí en esta obra lo importante no es lo que diga la ciencia o los científicos -ni siquiera yo mismo-, sino lo que a cada uno de nosotros nos diga nuestra experiencia. Y a eso es a lo que comienzo a apelar a partir del próximo capítulo. No tengo el menor interés en que nadie crea ciegamente en lo que aquí voy a relatar… Pues eso no serviría a nadie de nada ni aún siendo cierto. Este es un trabajo en el que todo podrá ser contrastado con la experiencia… O al menos esa es la intención que tengo. Espero estar consiguiéndolo. Saludos!!
Tú lo único que «sabes» es: nada. Si nos ponemos en una posición así de negacionista, entonces nadie sabe nada. La experiencia propia no es «saber», es «creer saber». Tu experiencia propia puede estar sesgada por una falta de pensamiento crítico, una distorsión de tu percepción, o incluso puedes estar experimentando alucinaciones debido a algún tipo de psicosis.
La ciencia se basa en construir conocimiento, y no se acepta como real nada que solo puedas experimentar tú mismo. Es por eso que un requisito para que algo sea científico es que sea «replicable». Si algo es replicable entonces podemos afirmar que eso es una realidad objetiva y no un delirio. Como bien decía, la ciencia se basa en construir conocimiento: ningún ser humano es capaz de saberlo todo, ni de comprobar uno a uno todos los avances que se han hecho hasta ahora. Es por eso que una máxima en ciencia es que hay que cabalgar sobre el conocimiento de otros, asumir lo que otros han descubierto para posicionarnos en el límite de lo que sabemos y añadir un peldaño más. Si no, estaríamos eternamente reinventando la rueda. Si algo se ha demostrado que es verdadero (por ejemplo, la existencia de virus), es porque miles de científicos que se dedican especialmente a ese área lo han corroborado, y más aún, de sus conclusiones no han salido simples disertaciones, sino que tienen implicaciones, como generar vacunas que han supuesto un gran progreso para la humanidad.
Si adoptas una posición negacionista no se avanza nunca. Te pasarás la vida negando todo simplemente porque no has tenido medios ni recursos para comprobarlo por ti mismo y contrastarlo con la experiencia de otros. Pero afortunadamente, que alguien decida pensar así no afecta a la evolución de la ciencia, porque quién realmente se debe dedicar a ello ya lo está haciendo mientras tú consideras que la tierra sigue siendo plana.
Como decía Carl Sagan, el problema que hay en la sociedad actual es que vivimos en un mundo completamente dependiente de la ciencia y la tecnología, pero la gente no entiende de ciencia ni de tecnología, se dedican en sus casas a creer aún en misticimos del siglo I, y consideran la tecnología casi cosa de «mágia». Y eso es la receta para un futuro desastre.
En realidad, Amperio, me quedó perfectamente claro que comprendiste lo que quise decir al diferenciar «el saber» del «creer saber» cuando tú mismo añadiste los ejemplos de la redondez de la Tierra y los virus. Y con eso, me conformo.
Ahora bien, diferenciar entre «el saber» y «el creer saber», no tiene nada de «negacionista», como tú lo llamas. Simplemente es la pura realidad. Lo que experimento «objetivamente» lo conozco, y lo que le escucho decir a otro puedo creerlo o no… Pero no lo conoceré hasta que no lo procese mediante mi propia experiencia. Y es esa búsqueda de la propia experiencia la que nos permite crecer y desarrollarnos. En cambio, repetir o aceptar lo que otros dicen sin comprobarlo por nosotros mismos, sí nos convierte en una manada de «borregos» sin posibilidad alguna de evolución personal. Y esa sí es la receta del desastre… Y no precisamente futuro, sino presente. Pues ya puestos a poner los puntos sobre las íes, el futuro es únicamente una proyección «delirante» de nuestras mentes.
Amperio, me saco el sombrero por la clara, razonable, sintética y acertada exposición de tus ideas. Es difícil combatir el mito y la superstición como lo es este tipo de artículos basados en especulaciones personales como si fueran prueba de algo, cuando es todo lo contrario.
Ya lo decía Carl Sagan: «Es imposible convencer a un creyente en nada pues sus creencias no están basadas en la evidencias sino en una enraizada necesidad de creer».
Le dijo el cazo a la cazuela…